Tres cosas que nadie explica en los libros y por qué deberían hacerlo
Siempre he sido una persona de primeras impresiones. Sé que mucha gente piensa que así no se conoce a las personas, que la primera impresión no siempre coincide, pero en las cerca de tres décadas que llevo por este mundo (nótese el “cerca”, que los 30 están a la vuelta de la esquina, pero todavía no han llegado), pocas veces me he equivocado con una primera impresión sobre alguien.
Espero que la primera impresión que tuvisteis del blog fuera buena y que, semana a semana, os vaya interesando, aunque sea un poquito, toda esta aventura de cambiar de vida a través de los libros.
Como ya llevamos un tiempo leyéndonos por aquí, como mínimo una vez cada siete días, ya hemos acumulado algunos libros y, después de haberlos leído todos, me encontré el otro día haciendo una reflexión, que hoy quiero compartir con vosotros: los libros nos engañan. Mucho.
Supongo que pensaréis que se me ha ido la cabeza y que estoy desvariando un poco, pero es la verdad. No me refiero a que engañen a propósito, pero si que es cierto que hay varias cosas que obvian, que dan por hechas, y que creo que deberíais saber. Porque empezar a cambiar de vida sin pensar en ellas sería como empezar la casa sin cimientos. Al final, todo se viene abajo.
Es por eso que he decidido dejar por escrito tres de las cosas que los libros se olvidan de mencionar, o por lo menos de señalar como importantes, a la hora de decidir hacer un cambio, ya sea económico, espiritual, laboral, o de cualquier otro tipo.
No puedes empezar sin un duro, así que ahorra
Esta es quizás mi nueva obsesión.
Siempre había sido una persona que se preocupaba por su dinero y que intentaba ahorrar todo lo posible, pero nunca me había parado realmente a analizar mis hábitos de consumo y cómo afectaban a mi capacidad de ahorrar.
Sí que es cierto que en algunos de los libros que he leído se menciona el tema del ahorro, pero creo que se olvidan de hablar sobre la obviedad que es tener un colchón económico suficiente. Seguro que muchos os estaréis haciendo cruces, porque es algo que se debería tener en cuenta sin pensar, pero os digo yo que la mayoría de la gente no lo tiene en cuenta.
Ya sea para montar tu propio micro negocio, para irte a vivir una aventura o para mejorar tu calidad de vida, tener dinero ahorrado es básico. Y en muchos casos, las personas que escriben los libros que aparecen en el blog, se olvidan de que mucha gente no tiene ahorros y de que, quizás no saben ni por dónde comenzar a ahorrar.
Desde que empecé con esta aventura del blog, lo del ahorro se ha convertido en algo más que un objetivo para mi e intento aplicarlo hasta en lo más mínimo. Por ejemplo: al pagar cualquier cosa, siempre redondeo al siguiente número y transfiero la diferencia a la cuenta de ahorro. Parece una tontería, pero esas pequeñas cantidades van sumando sin darme casi cuenta.
Contactos, contactos y más contactos
Este punto es quizás uno de los más complicados para mi y en el que más veces he cambiado de opinión en toda mi vida.
¿Cuántas veces habéis oído la palabra enchufado o enchufismo? A mi me ha tocado escucharla bastantes veces y era de las personas que se indignaban durante días cada vez que me enteraba que alguien había conseguido un trabajo porque conocía a otro alguien.
Me daba mucha rabia pensar que esa persona había conseguido un trabajo que no le correspondía, sólo por conocer a la persona adecuada, que le había facilitado el camino hacia ese empleo. Yo no tenía esos contactos familiares o de amigos de papá o mamá, por eso quizás me frustraba tanto cuando alguien me contaba una historia así.
Con el tiempo, y sobre todo después de la universidad, mi opinión sobre los contactos y el llamado enchufismo ha ido evolucionando y creo que es un tema que se debería tratar más en libros de desarrollo personal. Sobre todo en los relacionados con el empleo.
Es básico tener contactos en los sectores que a cada uno le interesan. A veces es complicado conseguirlos y no todos tendremos la suerte de tener a un familiar o amigo que tenga la agenda que nos conviene, pero con esfuerzo y siendo un poco pesados, todos podemos llegar a conocer a las personas adecuadas.
Los contactos pueden descubrirnos empleos y recomendarnos a personas que quizás nos ayudarán en nuestros proyectos. Aunque al final, no importa quién nos haya recomendado o a quién nos hayan presentado, porque nos corresponde a nosotros cumplir con las expectativas y ser competentes en nuestro trabajo.
La importancia de estar en el lugar y momento adecuado
Hay muchos libros de los que he leído que reniegan un poco de este punto, pero personalmente creo que también es importante tenerlo en cuenta. Llamadlo factor suerte, llamadlo X, pero el estar en el lugar y momento adecuado es primordial para que un cambio llegue a buen puerto.
Sí que es verdad que, antes de decidir hacer ese cambio, podemos informarnos, investigar sobre ello, calcular el dinero qué necesitamos para llevarlo a cabo y prepararnos para cualquier tipo de contratiempo que pueda surgir, pero al final, si no es el momento adecuado, ese cambio no se podrá llevar a cabo.
Un ejemplo muy sencillo es el de los cambios laborales. Imaginad que queréis montar vuestro propio negocio y que buscáis entre las cosas que más os apasionan y encontráis una que creéis que tiene potencial: comunicar de forma positiva.
Genial. Tenéis mano con el diseño gráfico y encima os encanta comunicar de forma positiva. Montáis vuestro propio negocio y empezáis a crear productos que vendéis online y potenciáis a través de redes sociales como Instagram o Pinterest. Una frase positiva aquí, una montaña de colores que superar por allá, dos cucharadas de “Tú puedes con todo” y una pizca de “sal ahí fuera y cómete el mundo”.
¿Esta idea puede funcionar veinte veces? No, porque Mr. Wonderful sólo hay uno y fueron ellos los que estaban en el lugar y momento adecuados. Sé que hay otras empresas que trabajan bajo el mismo concepto o incluso parten de la misma base, pero tienen un enfoque más de nicho.
Lo que quiero decir con este ejemplo es que, al final, más allá de que tengamos un proyecto de lo más válido, hay un factor X que se tiene que dar para que la idea despegue. No sé exactamente cuál es esa fórmula mágica, pero creo que también debería tenerse en cuenta a la hora de vender las bondades de emprender nuevas aventuras.
Entiendo que si esos autores de libros a los que me refiero empezaran con este punto, pocos ejemplares venderían, pero tampoco creo que se tenga que ocultar al lector algo que, bajo mi punto de vista, es importante en muchos de los temas sobre los que ellos escriben.
Para mi, estos tres puntos son parte de los cimientos de cualquier cambio y se deberían tener en cuenta quizás un poquito más de lo que ahora mismo se tienen en cuenta. Eso sí, lo que tengo clarísimo es que sin acción no hay cambio.
Quizás a veces me repito un poco, pero lo que sí he aprendido en estos meses es que debes querer llevar a cabo ese cambio de vida. Porque leer libros, reflexionar, pensar, hacer listas…todo eso está genial y es parte del proceso, pero si no damos pequeños pasos cada día en la dirección que queremos tomar, difícilmente nos moveremos del sitio.
Así que, ya sabéis, un pie detrás del otro, despacito y sin prisa, estoy segura de que llegaremos muy lejos.