The Happiness of Pursuit – Chris Guillebeau
“No todo el mundo tiene que creer en tu sueño; pero tú sí debes hacerlo”
Tienes un trabajo, una pareja, una familia a la que adoras, pero hay algo que no funciona, algo que no está bien. Algo que te despierta por las noches y te hace pensar ¿Realmente esto es lo que quiero para el resto de mi vida? ¿Soy feliz así? Si habéis tenido ese momento de duda, esa sensación alguna vez, entonces el libro The Happiness of Pursuit es para vosotros.
En The Happiness of Pursuit, Chris Guillebeau cuenta su historia y la historia de decenas de otras personas a las que les ha pasado eso mismo que os acabo de contar. Personas que decidieron no conformarse con la vida que llevaban y decidieron cambiar para poder vivir mucho más felices, con nuevos objetivos en mente y con una energía renovada gracias a la búsqueda de su propia aventura (en el libro habla todo el tiemo de quest, pero creo que es más acertado traducirlo por aventura u objetivo en vez de por búsqueda).
Guillebeau parte de su propia experiencia y de su aventura (visitar los 193 países que existen en el mundo) para así explicar por qué decidió cambiar de vida y por qué muchas otras personas lo hicieron igual que él. The Happiness of Pursuit es un título lleno de historias fascinantes, de ejemplos de perseverancia y de aventuras bonitas. Y, sobre todo, es un libro que te hace reflexionar y replantearte la vida que llevas en muchos aspectos (no, no digo que tengáis que hacer todos las maletas y dejar el trabajo), porque al final, es realmente sencillo acostumbrarse a la rutina.
Como me encantan las listas (ahora mismo, Evernote es la mitad de mi vida), he decidido extraer diez grandes ideas de The Happiness of Pursuit, que estoy segura que os ayudarán a comprender mejor el libro y a pensar, aunque sea durante cinco minutos, sobre vuestra vida:
1. La felicidad puede encontrarse, a menudo, en la búsqueda de una aventura
Perseguir un objetivo significativo o aventura, a largo plazo, es quizás el camino más directo hacia la satisfacción y la felicidad. La felicidad no se encuentra una vez hemos conseguido algo, sino durante el proceso de trabajar para conseguirlo.
En este caso, los objetivos o aventuras pueden ser pequeños o grandes. Guillebeau decidió que su aventura sería la de visitar todos los países del mundo, aunque en el libro hay otros ejemplos de personas que han llevado a cabo todo tipo de objetivos: caminar a través de países, publicar un millón de fotos, navegar en solitario alrededor del mundo o cocinar un plato de cada país del mundo, son sólo algunos ejemplos.
2. Elegir tu propia aventura es una decisión importante
Elegir buscar nuestra propia aventura nos cambiará la vida, por lo que, por nuestro bien, debemos asegurarnos que los criterios de esa aventura son tan claros como sea posible. Para fijar el objetivo hay que pensar en algo que sea desafiante, que tenga criterios claros y que requiera sacrificio, esfuerzo y persistencia.
De lo contrario, no estaríamos hablando de una aventura y no sacaríamos mucho de esa experiencia. Los criterios que no son claros no nos ayudan en este caso. Cuánto más claramente se define lo que se quiere lograr, más fácil es lograrlo.
3. Siempre habrá riesgos: no dejes que te paren
Nada es 100% seguro y cualquier decisión importante traerá consigo una cierta cantidad de riesgo incluida. Dependiendo de la naturaleza de la aventura que decidamos emprender, podríamos hacernos daño o incluso, en algunos casos, morir. Podríamos acabar sin amigos y familia, más solos que la una, perder el trabajo, no tener un duro y terminar viviendo debajo de un puente.
Pero eso también podría pasarnos sin ni siquiera tener que emprender una aventura, porque la vida no es 100% segura para nadie y la presencia del riesgo no debería detenernos y no dejarnos avanzar.
A ver, hay que tener dos dedos de frente, eso está claro. Así que hay que prepararse, planear e intentar reducir cualquier riesgo de la mejor forma posible y luego empezar.
4. Siempre hay gastos: calcúlalos
Las aventuras, como casi todo en esta vida, no son gratis: en ellas os gastaréis una cantidad significativa de dinero, tiempo y energía. Y esos recursos no son infinitos, por lo que es importante dedicar tiempo a investigar y calcular los verdaderos costes de ese objetivo que queremos cumplir antes de comenzar.
De este modo, sabremos en qué nos estamos metiendo y lo que supondrá en términos de dinero, tiempo y energía.
5. Siempre hay que hacer concesiones; hazlas conscientemente
Cuanto más grande sea el objetivo que nos marquemos, más probable es que tengamos que renunciar a algo para cumplirlo.
Sí, seguro que muchos pensáis “yo no quiero tener que renunciar a nada“. Y es tentador intentar hacerlo todo de una vez, pero es un error. Es mucho mejor saber a qué estamos dispuestos a renunciar antes de empezar, que encontrarse con tener que tomar esa decisión en el momento. Nos ahorraremos tiempo y energía.
6. Sigue nadando
Sí, esta idea es un poco Dory de Buscando a Nemo, pero es totalmente cierta. Ser persistente nos ayudará a corregir muchos errores, así que hay que seguir adelante.
Quizás no calcularemos bien el dinero que necesitábamos; quizás tomaremos un camino que resultará ser el incorrecto; quizás la planificación se desmorone. Y podríamos seguir todo el día con los quizás, porque quizás cometeremos muchísimos errores, pero hay una buena noticia: TODOS cometemos errores.
Cuanto más grande sea la aventura, más cosas pueden ir mal. Y probablemente, irán mal. Pero no hay que utilizar esos errores para simplemente rendirse; hay que usarlos como una oportunidad para aprender y rectificar en el camino.
7. Piensa, planea y actúa a lo grande
La mayoría de nosotros nos sentimos intimidados por grandes proyectos o aventuras. Es fácil verse sobrepasado simplemente por pensar en ello y directamente ni plantearnos un cambio porque parece algo demasiado grande.
En The Happiness of Pursuit, Guillebeau nos recomienda que creemos una lista de ideas potenciales, de proyectos y aventuras que nos gustaría llevar a cabo, por muy grandes que sean. Así, si nos sentimos intimidados por alguno de ellos, siempre podemos decir que es sólo una lista.
Planear sobre papel parece mucho más sencillo y permite que nuestra mente vaya mucho más allá de lo que normalmente iría, dándonos permiso a pensar a lo grande.
8. Cualquier aventura te cambiará para siempre
Cualquier proyecto o aventura que decidamos poner en marcha añadirá experiencias a nuestra vida. Da igual que el objetivo sea pequeño o grande, porque todos los que nos marquemos nos cambiarán y nos permitirán mejorar aspectos como la confianza en uno mismo y nuestras habilidades.
Esas experiencias vividas nos cambiarán de una manera difícil de explicar a otra gente y será complicado volver a hacer y a ver las cosas de la misma forma que lo hacíamos antes de emprender esa aventura.
Teniendo en cuenta mi trabajo actual (por si alguien se ha perdido, trabajo en una empresa de videojuegos) me hizo mucha gracia una de las historias que se explican en el libro: Steve Kamb decidió cambiar su vida aplicando lo que había aprendido jugando y empezó a ponerse pruebas en su vida diaria para subir de nivel (o para hacer un level up, en inglés).
Pues con las aventuras y los proyectos pasa lo mismo: una vez hemos decidido emprender uno, hacemos un level up, subimos de nivel, por lo que adquirimos unas habilidades nuevas y vemos los niveles que ya hemos pasado de una forma muy diferente.
9. Tener síndrome post-aventura es normal
Yo soy muy del síndrome post-vacacional, de volver con calma para no soñar con palmeras en la oficina y de estar cogiendo el avión de vuelta, pensando en el próximo viaje. Así que, en este caso, pienso que se tiene la misma sensación: sentimientos encontrados por haber terminado una aventura de largo recorrido, orgullo por haberlo hecho, confianza, tristeza, alivio y estrés por el futuro.
Es normal sentirse un poco perdido entre una aventura y otra, porque después de mucho tiempo con un objetivo en mente, esa aventura ya no te dirige. Hay una sensación de vacío que es complicada de ignorar.
Igual que de las vacaciones, también hay que recuperarse de las aventuras: descansar, reflexionar sobre las experiencias vividas y elegir la próxima aventura. Porque, como hemos dejado claro en el punto 6, hay que seguir nadando. La felicidad no llega cuando completamos el objetivo; la felicidad la alcanzamos persiguiendo el objetivo.
10. Las aventuras son algo personal, así que hazlo por ti
Cualquier aventura que nos planteemos traerá consigo un problema: no todo el mundo la comprenderá. No todas las personas que nos rodean entenderán por qué es importante para nosotros, por qué hemos decidido emprenderla.
Muchos pueden pensar que estamos locos de remate. Porque hacer lo que la gente normalmente no hace, llamará la atención. Y no siempre de forma positiva y genial.
Pero eso está bien. Porque la aventura no la emprendemos por ellos: la emprendemos por nosotros mismos. Así que, mientras las experiencias que vivamos nos parezcan que merecen la pena, hay que seguir adelante.
¿Realidad o fantasía?
Leyendo sólo la reseña, seguro que muchos pensáis que este libro es para gente que está como una cabra. Y puede que tengáis razón: porque hay que estar un poco loco para embarcarse en según que aventura.
Pero realmente pienso que The Happiness of Pursuit es un gran libro: de los que te hacen querer moverte, de los que hacen que te pique la curiosidad y empieces a plantearte tus propios objetivos mucho más allá de escribirlos en un papel.
Estéis en el punto que estéis de vuestra vida, creo que es un libro que merece mucho la pena leer, porque muchas veces nos quedamos atascados si nos preguntan ¿Eres feliz? y realmente creo que eso es muy triste.
Hay que aprender a pensar a lo grande, a plantear la vida como algo mucho más grande que trabajo, dinero, salud, amor y, sobre todo, tenemos que empezar a pensar que la felicidad no se busca, sino que la felicidad está en la búsqueda, en la aventura. La felicidad está en el camino, no al final de él.
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