“Todo se crea dos veces: primero en la mente y después en la realidad”

¿Qué pasa cuando la vida se va a la mierda? Todos hemos pasado por ese momento, o por lo menos, hemos tenido esa sensación. De vació, de ansiedad, de agobio, de no saber hacia dónde tirar. Y con el tiempo, parece que a todos se nos olvida. Porque el tiempo pasa. El tiempo, como diría mi abuela, lo acaba curando todo. Y parece que también se encarga de que nuestra memoria secuestre sensaciones y recuerdos y los encierre en algún sótano sin luz de nuestra mente, por si acaso nos da por querer recordar.

Todos conocemos el dicho de las desgracias nunca vienen solas y cuando algo malo pasa, es como si nos hubiera mirado un tuerto, como si nos hubieran echado un mal de ojo y todo lo malo se nos pegara con Super Glue. Todo nos pasa a nosotros, simplemente, porque somos nosotros.

Y eso es lo que parece que le pase a Julian Mantle en El Monje que vendió su Ferrari al incio del libro. Mantle es el gran protagonista de esta serie de libros escritos por Robin Sharma, que seguro que la mayoría ya conocíais, aunque sólo fuera por el título.

Abogado de éxito, mansión, cochazo (sí, el Ferrari del título), vida social…Mantle lo tiene todo, hasta que, de repente, se queda sin nada. Con esto no quiero decir que se quede en la calle de un día para otro, pero sí que sufre un episodio que le hace replantearse su vida: le da un infarto.

 

 

Es entonces cuando Julian Mantle decide que no puede seguir así. Deja su trabajo, vende su casa y también vende su Ferrari para irse a la India, a encontrarse a sí mismo de nuevo y reconducir su vida.

Mantle comienza un viaje físico, que le llevará a vivir un viaje emocional junto a los Monjes de Sivana, que viven en la parte más alta del Himalaya.

Junto a ellos, sobre todo junto a Yogi Raman, Mantle descubre los siete principios para llevar una vida mucho más plena y feliz. Siete simples lecciones de vida que le transforman radicalmente en una nueva persona y que se presentan a través de una fábula que incluye un jardín, un faro, un luchador de sumo, un reloj y un camino de diamantes.

  • Controla tu Mente: Aprende a concentrarte y a eliminar, conscientemente los pensamientos negativos de tu mente. Porque la calidad de tu vida está determinada por la calidad de tus pensamientos. Julian Mantle es el primero que demuestra el valor de esta lección y pasa de ser un abogado con sobrepeso y depresión a ser una persona optimista y de aspecto mucho más joven. Todo por haber conquistado su propia mente.
  • Sigue tu Destino / Propósito: Céntrate en tus prioridades y mantén la concentración en el objetivo final, en tu propósito.
  • Practica el Kaizen: Céntrate en la superación personal de forma contínua y haz las cosas que más miedo de te hacer. Porque cuando te tomas el tiempo de construir tu carácter y de llenarlo con poder y con energía, puedes tener y hacer lo que quieras. Porque es imposible hacer el bien si no te sientes bien: el éxito exterior, empieza primero con el éxito interior.
  • Vive con Disciplina: Reconoce la importancia de la fuerza de voluntad mientras formas nuevos hábitos. Todos tenemos la tentación de distraernos con todos los estímulos que tenemos a nuestro alrededor, empezando por el teléfono móvil, pero hay que aprender a alimentar la autodisciplina, para poder liberarnos de esa prisión mental en la que vivimos.
  • Respeta tu Tiempo: Adopta una mentalidad de lecho de muerte y vive cada día como si fuera el último. Ya os lo contaba en otro post: sólo el 20% de nuestro tiempo nos producirá resultados duraderos que podrán influir en nuestra calidad de vida. Así que, lo mejor que podemos hacer es recordarnos que hoy podría ser nuestro último día y así vivir la vida sin perder ni un solo momento.
  • Sirve Desinteresadamente a los Demás: Practicar actos diarios de bondad nos permite a nosotros mismos tener una vida más rica. Cuanto mejores sean las relaciones que construímos a nuestro alrededor, mejor será nuestra vida en general. Porque cuanto más das, más acabas recibiendo.
  • Acepta el Presente: Vive para hoy y deja de mirar al futuro y esperar a que las cosas vayan mejor más adelante. Disfruta de las cosas en el momento en el que pasen, no dejes pasarlo.

Después de haber leído El Monje que vendió su Ferrari me quedé bastante impactada, para bien. Robin Sharma era uno de los autores que no sabía si incluir en el blog: por ser muy conocido y por haber traspasado el umbral de libro de desarrollo personal a bestseller de autoayuda que venden en todos los aeropuertos del mundo.

Finalmente decidí dejar un poco de lado las opiniones generales y no puedo estar más contenta de haberlo hecho. El Monje que vendió su Ferrari es un viaje para cualquiera que lo lea, pero es un viaje personal, íntimo, que cada uno podrá describir de formas muy distintas.

Es un libro que recomiendo totalmente y que pienso que puede cambiar muchas vidas. Más allá de la fábula, de los Monjes de Sivana, de la ficción, El Monje que vendió su Ferrari es una lección de vida, que a mi me ha devuelto a una frase que ya se está convirtiendo en una de mis favoritas y que os incluí en otra reseña que ya publiqué: la felicidad es un viaje, una decisión que hay que tomar, no es un destino.

 

Lo que me gusta de este libro:

  • Historia que engancha
  • Lección de vida, viaje personal
    para cada persona al leerlo
  • Siete principios aplicables
  • Engancha, se lee muy rápido