“El miedo rompe millones de sueños todos los días”

Desde la infancia, se nos explican ciertas cosas: cómo funciona la vida, cómo debemos comportarnos, lo que tenemos que hacer y lo que no…y estas explicaciones provienen de personas de nuestro entorno. Nuestros padres, nuestros profesores o nuestros amigos.

Teniendo en cuenta que dependiendo de esas personas, del país en el que nazcamos, el barrio…las cosas que se nos enseñarán serán distintas. ¿A quién debemos creer? ¿Dónde está la verdad? ¿Qué actitud debemos adoptar? ¿Cómo se debe VIVIR realmente? Parece que muchas personas han olvidado lo que significa la palabra vivir.

 

¿Qué es la verdad?

Lo primero que podemos considerar sobre la verdad es que no existe.

Todo lo que vivimos, todo lo que experimentamos, nos permite llegar a conclusiones sobre la vida, sobre nuestra experiencia, que generarán conversaciones, tanto a nivel interno, como a nivel externo. Estas conclusiones, estas conversaciones que pueden impactar a miles de personas, en realidad están vacías y sólo existen para llenar otro vacío: el que tenemos dentro de nosotros.

Para llenar ese vacío que tenemos dentro, nos contamos historias de lo más rocambolescas a nosotros y al resto de personas que están a nuestro alrededor.

La percepción de la realidad

Nosotros elegimos cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo, nuestra propia percepción de la realidad. Esta realidad que definimos, determina nuestro estado de ánimo, la calidad del instante que estamos viviendo y la calidad de nuestro estado emocional. Y para comprender y elegir conscientemente la percepción de la realidad, hay que entrar en un modo de disociación.

Hay que separarse de la mente, como si en nuestra cabeza estuvieran presentes dos personas. Hay que ser conscientes que estamos formados por dos partes: la primera es el yo profundo, el ser interior, donde todo es posible. La segunda es la mente, el ego. Y es ésta con la que se identifica el 99% de la gente y con la que nunca podremos controlar y crear la realidad que queremos.

Cuando emitimos un pensamiento que crea una mala percepción de la realidad, tenemos que inmediatamente ser conscientes de ello, dar un paso atrás y observar como nuestra mente está siendo dominada por nuestro ego. Cuanto más conscientes seamos de este fenómeno, más capaces seremos de invertir el proceso y el resultado final.

Una vez tenemos el control, nuestra vida entera nos pertenecerá y podremos comenzar a crear la realidad que queremos vivir y tener. Aunque ahora mismo, existe un 99% de posibilidades de que nuestra mente sea la que domine nuestra vida.

Si nos identificamos con nuestra mente, podemos pelearnos toda la vida, podemos quejarnos toda la vida pero, en definitiva, no obtendremos lo más bonito que la vida tiene para ofreceros, porque no estamos en la buena vibración. No estamos alineados con la vibración de lo que deseamos.

Somos un ser vibratorio

Nuestra percepción de la realidad, nuestro estado emocional, la concepción de nuestra propia verdad, determina nuestro estado vibratorio. Hay que comprender, y asimilar, que cada vibración que emitimos, vuelve a nuestra propia vida.

Pero, ¿Qué es una vibración?

Cada pensamiento que emitimos produce una vibración y cada vibración energética tiene un equivalento físico.

Al pensar que no llegaremos a cumplir cierta cosa, emitimos una vibración equivalente y es éste equivalente el que va a crear una realidad futura de nuestra vida, un equivalente físico de esa vibración. Lo que pensamos en el instante presente, es lo que creará nuestra realidad el día de mañana.

El instante presente nos da una fuerza y una potencia enorme: la fuerza de crear nuestra realidad futura. La fuerza para alinearnos con nuestro ser. La fuerza de vibrar en las frecuencias de lo que queremos alcanzar. La fuerza de entrar en un profundo sentimiento de paz intensa que ningún elemento exterior podrá jamás aportarnos.

Nosotros decidimos y creamos nuestra realidad, en relación directa con el estado vibratorio de nuestro ser.

¿Queréis encontrar al amor de vuestra vida? Emitid un profundo sentimiento de amor. Aprended a quereros, sentir cómo el amor os invade. Entonces no tendréis el menor problema en encontrar a alguien que os corresponda.

¿Queréis tener más dinero? Emitid la vibración de la abundancia. Sentíos ricos.

Nuestro mundo interior crea nuestro mundo exterior, sin interrupción. Lo queramos o no. Así que mejor aprender a cultivar un estado de ánimo y unas emociones de lo que queremos en la vida ¿no?.

¿Cómo podemos aprender a emitir ese tipo de vibraciones y no las inversas? Con el silencio. Es en silencio cuando podemos conectar con nosotros mismos y alinearnos profundamente con nuestros deseos. Hay muchas maneras de conectar con uno mismo, pero el autor utiliza tres: meditación consciente, paseos meditativos y visualización.

Hay que practicar la ley de la atracción y esta ley sólo funciona si controlamos la mente y emitimos las vibraciones de lo que queremos conseguir. No conseguiremos que nos vaya mejor en el campo del trabajo o del dinero, si mientras queremos mejorar pensamos que nuestra vida nunca será mejor, que siempre tendremos problemas con el dinero o que necesitamos dinero u otro trabajo para ser felices.

Emitir las vibraciones correctas, que van en relación con lo que queremos en la vida, se puede conseguir con horas y horas de práctica, de elevación diaria de la conciencia, de esfuerzo y perseverancia. Más adelante, cada materialización física que observemos en nuestra vida, será como una revelación, puesto que ahí será cuando podremos darnos cuenta de que la ley de la atracción funciona y de que la mente puede controlarse, para conseguir lo que cada uno desea.

La imaginación crea el pensamiento, el pensamiento define nuestra vida

La vida no trata sólo de saber qué queremos hacer, sino de pasar a la acción y hacerlo. Pero la mayoría de la gente no pasa a la acción porque el MIEDO les bloquea. El miedo rompe millones de sueños todos los días. Y sólo las personas que consiguen sobrepasar esos miedos, llegan a crear la vida que desean.

Todos tenemos imaginación (unos más que otros, eso es cierto). Todos somos capaces de pensar en cosas que queremos hacer, cosas que nos gustaría llegar a hacer en nuestra vida y que, por miedo, no hacemos. La clave de todo es transformar la imaginación en pensamiento y ese pensamiento en una realidad. Hay que materializar el pensamiento.

Si no imaginamos hacer algo, si no tenemos esos sueños, nunca los realizaremos, puesto que no pensaremos en ellos jamás.

Una vez que imaginamos algo, automáticamente emitimos un pensamiento en esa dirección. Si ese pensamiento se acompaña de perseverancia y de un deseo incansable, se realizará. Querer no es suficiente, hay que querer de forma ardiente, incansable.

¿Y qué pasa si no tenemos mucha imaginación? La imaginación está dentro de todos, pero hay que saber apartar la mente y conectar con nuestro yo más profundo, que será el que nos alineará con esta fuente infinita de potencial ilimitado.

¿Por qué estamos aquí?

Todos podemos acceder a una fuente de potencial ilimitado y es esa fuente la que nos permitirá vivir plenamente. Por desgracia, la mayoría de gente no la buscará nunca y pasará su vida en un trabajo o en un tipo de actividad que no les apasionará para nada. Este tipo de personas son las que se resignan, las que piensan que la vida es así y que no pueden hacer otra cosa, que no tienen otra opción.

Pero eso no es cierto, porque cada uno se crea su realidad. Hay que elegir creer en uno mismo, en los sueños de uno mismo. Transmitimos lo que somos, transmitimos quién somos y la primera etapa hacia el cambio es la toma de conciencia, la identificación.

No cometamos el error de correr tras el dinero toda la vida. Hay que correr tras nuestra felicidad y una vez que la hayamos alcanzado, podemos convertirnos en ricos, si eso es lo que deseamos. Pero no podemos pretender que el dinero nos de la felicidad, porque las cosas no funcionan así. Si las emociones que hay de base no son buenas, no serán mejores tras haber acumulado una gran cantidad de dinero. El dinero es un multiplicador de lo que hay en nuestro interior.

Los miedos

El miedo es el origen de la destrucción de miles y miles de sueños, de proyectos, de relaciones y de muchas otras cosas. Existen muchos miedos que pueden bloquearnos y evitar que vivamos la vida que queremos plenamente, pero hay un miedo que es el más destructivo de todos: el miedo a ser juzgado, a la mirada del otro, al rechazo. Todos tenemos ese miedo, aunque en distintos niveles. La mayoría de seres humanos adaptan su vida a la mirada de los otros, porque consciente o inconscientemente, tenemos miedo a lo que pensarán.

¿Cómo podemos librarnos de ello?

La única forma de librarnos de ello es afrontarlo. Ser conscientes de que se tiene ese miedo es el primer paso, porque sin ese primer paso, no podremos llegar más lejos. Después podemos utilizar la técnica del switch: en el momento en el que ese miedo nos acecha y nos damos cuenta de que lo tenemos, hay que hacer switch (o hacer clic) y ver que detrás de todos los miedos, hay oportunidades.

Oportunidad de hacer evolucionar nuestra vida, de crecer y de acercarnos, cada vez más, a la vida que queremos vivir. Si no dejamos que el miedo dicte nuestra vida y vamos contra él y contra la acción que normalmente efectuaríamos, cada vez estaremos más cerca de tener menos y menos miedo. El miedo disminuye cuantas más veces lo enfrentamos.

Los miedos se encuentran dentro de la mente. No hay que alimentarlos ni prestarles atención. En su lugar, hay que escoger tener confianza, elegir a esa pequeña voz que nos habla y que nos permitirá concentrarnos en lo esencial y hacer lo que realmente queremos hacer.

Vivimos dentro de una ilusión

Las fronteras de nuestro mundo sirven para delimitar las distintas zonas que lo forman en países. Y en nuestra mente, los seres humanos también poseemos diferentes fronteras que definen los límites de nuestra experiencia de vida, de nuestros resultados, de nuestra imaginación y nuestras acciones. Estas fronteras están programadas dentro del subconsciente desde el nacimiento por las personas que nos rodean y por la cultura en la que estamos inmersos.

Vivimos en un mundo ilusorio. Simplemente porque los famosos códigos, creencias, reglas…son todos pura invención del hombre. Y nosotros, como seres humanos, terminamos por creer que las reglas que nos han enseñado son las buenas y las verdaderas.

“Sólo los que están suficientemente locos para pensar que pueden cambiar el mundo, lo conseguirán” Steve Jobs

Estamos en este mundo para exprimir el potencial enorme que duerme en nosotros, no para esperar a recibir una nómina a final de mes y pausar nuestra vida hasta que llegue la jubilación. Estamos en este mundo para liberar nuestra plena cratividad, para ayudar a los demás, para vivir como una persona que no tiene barreras, que no tiene límites, que no tiene fronteras y que hará de su experiencia de vida, la experiencia más mágica que pueda haber.

Cuando comencemos a conectar con vosotros mismos, recibiremos la ayuda que nos hará falta para avanzar. Desarrollaremos una fuerza de atracción tan potente, que conseguiremos todo lo que necesitamos para reliazar nuestra misión. La vida ayuda a las personas que tienen el valor de vivirla plenamente.

En vez de ver el odio, veremos el amor. En vez de ver límites, veremos posibilidades y oportunidades. En lugar de recibir malas noticias, recibiremos buenas. En lugar de sobrevivir, comenzaremos a vivir y a hacerlo en la abundancia.

Contribuid a impactar otras vidas

Hay una gran posibilidad de que en el momento en el que pongamos un dedo sobre nuestra misión de vida, de una forma o de otra, contribuiremos a impactar positivamente, la vida de otras personas.

Todos recibimos en relación a lo que damos y todos tenemos un profundo sentimiento de felicidad cuando algo se produce, porque nos sentimos útiles, útiles para el mundo y la gente que habita en él.

Los conflictos

Los conflictos se producen porque nos identificamos con nuestro EGO. ¿Y qué necesita el EGO? Tener razón. El ego quiere tener razón y hará todo para no perderla. Cada vez que queremos tener razón, cada vez que queremos decir la última palabra…nutrimos a nuestro EGO.

Pero en realidad, hay que pensar que no estamos aquí para convencer a nadie. Hay que aportar información a quien nos la pida y participar en intercambios instructivos. Respetar la opinión de los otros y, sobre todo, no pelearse con ellos. Incluso si no estamos de acuerdo con el punto de vista de esa persona.

¿Por qué? Porque en la vida tenemos dos opciones: tener razón o ser felices.

Los conflictos están basados en un engaño. Aunque estemos viendo la misma cosa, vivimos distintas realidades. Frente a una situación, un encuentro, un debate, una experiencia…lo interpretamos en función de nuestros filtros, por lo que cada uno lo ve de forma totalmente distinta.

Intentar hacer valer nuestra verdad a otra persona, para que adopte nuestro punto de vista, es una pérdida importante de energía, pero sobre todo es una fuente de conflicto potencial. Hacer admitir nuestra verdad a otra persona nutrirá nuestro ego durante unos minutos. Si nos identificamos con nuestro ego, nos hará falta seguir nutriéndolo con otro conflicto, y después otro y después otro más, sin interrupción.

La elección que hacemos cada día impactará nuestra vida. Esta elección nos pertenece, pero sobre todo tendrá un impacto directo en la calidad de las emociones que sentiremos, sobre nuestro estado emocional, sobre nuestro nivel de felicidad y sobre nuestros resultados.

La mayor fuerza que tenemos es la fuerza de elegir. Elegir dirigir nuestros pensamientos donde queremos. ¿Cómo vamos a ser realmente felices si nos pasamos el día en conflicto con nosotros mismos y con los otros? Cuantos más conflictos creamos alrededor nuestro, más amplificamos el fenómeno y más alejamos de nosotros las emociones positivas que nos gustaría sentir.

La alimentación

“Enséñame lo que hay en tu nevera y te diré quién eres”.

Nuestro cuerpo, nuestra máquina que nos permite desplazarnos cada día, tiene que alimentarse de todo tipo de nutrientes, para tener una salud óptima. Pero la industria alimentaria no nos lo pone fácil.

La calidad de los alimentos que ingerimos tiene un enorme impacto en la vibración que emitimos y en la calidad de la misma. No podremos conocer jamás periodos de alta vibración si no alimentamos a nuestra máquina de la forma correcta. Los alimentos procesados, industriales, estropean la máquina.

En este caso no hay que creer a nadie y juzgar por nosotros mismos. No hay que ser un experto para saber que un producto transformado y procesado será peor que uno natural, creado por la naturaleza, para nutrir al ser humano.

Todos tenemos la capacidad de controlar lo que entra en nuestro cuerpo. Es nuestra decisión hacer que eso sea bueno o malo.

Conclusión

Nosotros somos los creadores, los creadores de nuestra vida. No hay límites. Y Nevo lo deja claro durante todo el libro (que, por desgracia, ahora mismo sólo está disponible en francés).

El autor es realmente inspirador y, además del libro, tiene una página web y un canal de Youtube que son dignos de visitar a menudo. Eso sí, tenéis que entender un poquito el francés, porque sino la cosa se complica.

Pero, más allá de la lengua que utiliza, Nevo es alguien que comprende bien la situación de estancamiento, la necesidad de cambio de la mayoría de nosotros en algún momento de la vida. Básicamente, porque él mismo la vivió. Es por eso que el libro resulta útil y vale la pena incluso releerlo.

No hay que pensar en si algo es fácil o no. Lo que es importante es tener claro, en lo más profundo de nosotros, que es posible, que se puede. Debemos creerlo, hasta el punto de estar plenamente convencidos. Es esta convicción profunda la que impactará en nuestros pensamientos, decisiones, elecciones, acciones y resultados.

Hay que hacer la cosas a nuestro ritmo. Cada día, hay que dar pequeños pasos, ir poniendo granito a granito, porque al final esos granitos se acumulan y crearán una montaña para nosotros y para quienes nos rodean.

Esos pequeños pasos serán los que, al final, nos darán el empujón de hacer cosas nuevas, de empezar proyectos, relaciones, de cambiar cosas que no nos gustan. Por eso, aunque ahora parezcan pequeños, lo mejor que podemos hacer es caminarlos y seguir hacia adelante, porque todo suma. Y si es para ir en la dirección en la que queremos y para tener la vida que siempre hemos deseado, entonces yo por lo menos estoy dispuesta a dar un millón de pequeños pasitos.

 

Lo que me gusta de este libro:

  • Ni una palabra de más
  • Se lee de una sola vez
  • Hace reflexionar

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